lunes, 14 de febrero de 2011

...A oscuras...

...Me duelen los brazos de estar en esta posición. Me aprietan las cadenas que cercan mis muñecas. No me gusta estar aquí...REalmente llevo años en esta situación, y sólo he podido vislumbrar amorfas sombras en una rocosa pared de la estancia,dibujadas por una hoguera insignificante.Años,días,meses, minutos y segundos viviendo entre sombras; ciega y muda. Por los movimientos que percibo cerca de mí, intuyo que hay otros como yo. A cada estímulo diferente de los habituales, levanto la cabeza sobre esta dolorida musculatura, pretendiendo; de forma inane, captar con estos ojos algo distinto a las habituales sombras de las paredes, que solían moverse de forma sinuosa e hipnótica. Pero los largos días de oscuridad interminable le han pasado factura a mis pupilas. Aciagos días de confusión, que se convirtieron en costumbre con el paso del tiempo. Ese fue mi mundo, mi vida, y por encima de todo ; mi única y real verdad ante todas las cosas. Solamente oscuridad, sombras y el crepitar de una diminuta hoguera. A veces algo se movía entre las sombras y hablaba.Las voces siempre eran distantes y deformadas por el eco de la cavernosa estancia. Sucedió que un día, mis captoras de metal liberaron de forma involuntaria una de mis manos... No me fue complicado desprenderme de la otra, razón por la cual caí al suelo como un peso muerto. Intentando de forma fútil incorporarme, decidí no hacerlo...Tanto tiempo sin usar las piernas...Casi desde el momento de mi concepción... Atada... Así que empecé a arrastrarme hacia el lugar dónde anteriormente había oído las voces.Repté como las bestias; buscando algún indicio de vida distinta a la mía,con la única ayuda de mis manos, hasta llegar a un lugar mucho más claro y ventilado que la cueva en la que yo acostumbraba a pasar los días en cautiverio. Cuando salí de la caverna al exterior, mis córneas se quemaron. Había pasado tanto tiempo desde mi último encuentro con el Sol, que me había olvidado de su dominio. Tanto tiempo había pasado entre trémulas sombras, que mis ojos sólo amaban la serenidad de una estancia oscura. De mi albino cuerpo manaba la sangre a borbotones, mientras que sus extremidades;laceradas por pasadas ataduras, descansaban derrotadas entre la hierba. Pasaron horas mientras luchaba por mantener la consciencia. Y cuando por fin recuperé algo de entereza...Supe Que había dejado atrás una falsa existencia. Que durante años había estado completamente ciega. Y me enamoré de mi nuevo mundo...

Volví a por mis compañeros de celda... Quise abrir sus negros ojos salvajes hacia a verdad. Pero ellos no quisieron escucharme. Llegaron a la conclusión de que la verdad unida a un pensamiento libre y abierto era peligroso y mortal. Todo era válido para ocultar su terror a descubrir un engaño evidente. Un duro golpe para todos ellos, sin duda.
Así que tras haberles mostrado mi estraño mundo de luces y vida...Decidieron partirme la cabeza en dos con una piedra. Ellos regresaron a sus amadas tinieblas sin mirar atrás, quizás para regocijarse en su ignorante y amarga realidad...Y mientras mi cadáver;rígido y helado, se quedó allí...Sintiendo por última vez los olores que el viento le llevaba...Quizás como regalo de despedida.

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