viernes, 27 de noviembre de 2009

... Morte...


...Always look on the light side of live...

...Me desperté en mitad de la noche...Desvelada, maldita, lágrimas negras secas en piel nacarada; marmórea, sensación de frontalismo y rigidez en los ojos que miran a un negro cielo. ¿Quién ahora decía mi nombre en ahogados susurros?¿Quién se atrevería ahora a hacerme despertar del profundo sueño? Mi lugar de descanso... SIlencio y pétreas miradas de ángeles devorados por hiedra y espinos, gráciles guardianes de alas destrozadas...Volaron alto, cayeron colisionando contra la realidad rompiéndo su alma en mil pedazos. Oía el murmullo de la podredumbre moviéndose a varíos pies bajo mi cuerpo...tan repugnante, retorciéndose sobre sí misma, devorándose una y otra vez, mientras; rosas podridas sobre la olvidada lápida, se dejan arrastrar por el viento. Sangraban mis uñas en desesperada plegaria por abrir la tapa de mi amada sepultura. Sordos suspiros de angustia me revolvieron las entrañas...Y de pronto; ¡Oh!Bendito sonido el que me arrancó de los brazos del adormecedor Hipnos, lúgubre y dulce melodía; hermoso consuelo de los muertos. ¿Cuál de los más maravillosos espectros que se adueñaban de mi noche sería capaz de componer tan sublime música?NUnca tan hermoso había sido el llanto de un violín...Así que arañé aún con más furia, golpeándo con pálidas manos, arqueando la espalda, y entre suspiros ahogados; se abrió mi estrecha celda... La tierra caía desmoronándose sobre la blanca y helada piel, arañando, y a ardientes dentelladas de ansiedad logré incorporarme mientras escapaba arrastrándome de mi lecho de piedra. Asiéndome a raíces, mientras mis manos y brazos se llenaban de sangre cuando los espinos mordían con furia mi piel, dejé atrás el negro sudario, las lágrimas, el dolor...Todo quedó encerrado en la olvidada tumba de mármol... Me incorporé, escupiendo sangre...ayudándome de las manos, apoyando mi cuerpo en los nudosos troncos que se erguían ante las tumbas...Vagué siguiendo aquel sonido, aquel llanto descontrolado, cuando mis ojos toparon con la blanca oscuridad... ¡Oh!Bello ángel encapuchado, que dejas ver tus claros ojos a través de negras vestiduras... Hermoso como un Luzbell desterrado... Elegante como Mefistófeles; a quien el mismo Fausto vendió su alma... Pálido espectro de ojos albinos... Sangraban sus dedos y su alma del ansia con la que tocaba su violín de plata; y fue así, cómo tomándome de un brazo dimos vueltas y más vueltas sobre las tumbas, es desenfrenada y demente danza... mientras la música penetraba en cada nicho, cada sepultura...cada rincón de mi ser... Una danza propia de un sueño de opio... y fuimos eternos, fuimos perfectos...Y el tiempo dejó de existir. Desaparecieron los gusanos, los cadáveres, los ángeles caídos, la descomposición, las lágrimas de los dolientes se secaron... Dimos vueltas y vueltas con cada grito del instrumento... La más hedonista de las sensaciones...el éxtasis puro se adueñó de mi, y fue entonces... cuando la luna empezaba a ocultarse tras las nubes, cuando parecía que mi corazón volvería a latir... Cuando todo se heló de nuevo... Cuando sus helados labios se pegaron a mi frente...cuando dejé de oír aquella melodía...Cuando volví a morir... Y supe que había danzado con la muerte... En el cementerio de las ánimas...