miércoles, 3 de febrero de 2010

Divagaciones de vida y muerte

...Piensa mientras las gotas de lluvia resbalan sobre el cristal de la helada ventana. Bailaba la oscura pupila por todo el panorama que se veía al exterior; siempre inquieta. Afuera los árboles se inclinaban a merced del viento, gritando con dolor nombres incomprensibles... UNa mano se posó sobre el húmedo cristal, empañando la superficie,contagiándole aquella gelidez. Contempló todo sin ver nada, sumida en pensamientos tejidos con entramadas redes, en lágrimas ahogadas en lo más profundo de su ser, en preguntas, en dolor e inquietud, en ansiedad, rabia y rencor... Ah! las pasiones humanas...Nos vuelven personas, y a la vez tan animales... NOs perdemos en la irracionalidad cuando el amor o el odio besan con helados labios nuestras níveas frentes,y; sin término medio...nos ahogamos lentamente en profundos letargos, que nos impiden volver a la realidad; que nos sepultan prematuramente,que nos llevan a la locura. Miró las acuosas gotas que perlaban el cristal. Observó que unas permanecían estáticas, y otras se dejaban caer lentamente, para deshacerse en el marco de aluminio de la ventana. Y por un instante...comprendió el caos. Al ver aquella imagen, pensó en el suicidio. Algunas personas aguantaban, y otras simplemente; se dejaban ir... ¿Qué ronda por la mente de el muerto en vida que decide darle reposo eterno a su carcasa de piel y hueso?¿Por qué renunciar al último aliento de una existencia marcada por las propias acciones?... Y con esta última pregunta recordó el relato de Rulfo; Macario... Existencia penosa y triste, en las que las acciones del infeliz protagonista nada tenían que ver con aquella deprimente vida; distante de la realidad... Y de nuevo pensó "Pobre Macario..." También recordó a los estoicos, que veían el acto de poner fin a la vida como algo valiente; muestra de coraje y no una plegaria desesperada... Desvió la vista hacia el exterior del empañado cristal, y vio las hojas de los árboles desprenderse de las ramas;como si fueran manos de amantes que luchan por no separarse, aferrándose el uno al otro. Cayó en la cuenta de que había formas y formas de morir...caer liviana,como la pluma de un ángel caído, y ser arrastrada por el viento; torrente de emociones y pasiones... Brisa adormecedora del alma, láudano que enmudece el dolor,o el mismo veneno opiáceo que silencia los sentidos... Lágrimas que perturban el alma, que con ardientes dentelladas cavan una sepultura de amargura, y al mismo tiempo; venenosos ósculos drogarán su ser. Apoyó la frente contra la gélida superficie, y cerró los ojos. COmo le hubiera gustado ser marmórea escultura, que nadie hubiera reparado en sus pétreos ojos, en la suave y pulida piel... Hubiera sido la más bella estatua de dolor jamás esculpida... Como le hubiera gustado dejar atrás todo materialismo físico...quitarse aquellos hieráticos vestigios de razocinio innecesario, quitarse las ropas, las máscaras, el mismo cuerpo...Dejarlo todo atrás, convertirse en puro aliento; fuego abrasador de palabras... en esencia pura; ella... Lejos de palabras, puertas, ventanas, largas escaleras interminables... ella; sola, irreductible... arrastrada por el viento hacia el más profundo mar de descanso eterno,con las alas de el joven Ícaro a la espalda...
Pero ella seguí allí...ojos fijos en el vacio...sin alas...sin vida...Y aún así; respiraba.