lunes, 10 de enero de 2011

Ellas...

Ella. Simplemente fue ella. Fui yo.

Ni siquiera recuerdo cómo empezó todo. Solamente pude sentir. Cómo ella; compañera de tristezas, fue capaz de enseñarme a jugar al escondite entre sábanas de seda. A domar los impulsos más básicos con el tacto de sus manos, y de las mías...convirtiéndolo todo en un baile lento y suave... Escuché su corazón latiendo con fuerza. Y ella sintió como el mío le respondía...mientras la sangre golpeaba con violencia mis venas...Yo la dejé ir más allá. Perdí la ropa y la vergüenza por el camino. Ella...cubierta con su experiencia, rozó mis labios con los suyos; leves y fugaces como mariposas. Las manos de ambas; níveas y trémulas, rozaron confundidas un torbellino de piel nacarada...me estremecí. Ella tembló. Me habló de las estrellas que veía en mis ojos. De la noche enredada en mi cabello,que yacía entre las sábanas mezclándose con el suyo en una espiral de aromas.

Yo confundida...Ella segura de sí misma,destrozó mis muros...Derribó mi turbación y desconcierto, e incineró todo vestigio de pudor...todo lo perdí. Y ya no tuvimos necesidad de cubrirnos, ni de silenciar pensamientos.
Éramos iguales.
Pura horizontalidad, encerrada en piel y labios... Ella me buscó. Yo la dejé encontrarme.

Hasta que nos quedamos dormidas, la una junto a la otra...Con el temor atenazando nuestros cuerpos... por si alguna vez olvidábamos lo mucho que nos necesitábamos.

Hoy te estoy besando más lejos...

1 comentario:

  1. Anda, muy chulo :)
    Me gusta mucho que no te dejes caer en el aspecto más porno del asunto, no por nada, sino porque ya hay muchos así por ahí.

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